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En su análisis del pluralismo en la sociedad moderna, Roberto Goizueta establece una vinculación indisoluble de la justicia y la opción preferencial por los pobres, en el marco de una antropología orgánica, intrínsecamente relacional. Para él, la teología hispana en los Estados Unidos, en el marco del catolicismo popular, "presupone, implica y demanda" una opción preferencial por los pobres como condición sin-qua-non para vivir una auténtica fe cristiana.
La opción preferencial por los pobres adquiere en los Estados Unidos un nuevo y comprometedor sentido. En su visión orgánica y en contraste con la visión del status quo, Goizueta establece que "el pluralismo no es el fundamento de una sociedad verdaderamente libre—como pretende la moderna sociedad individualista—sino la consecuencia de una liberación auténtica (no solamente para los sufrientes, sino también para los que provocan el sufrimiento), la consecuencia de la opción por los pobres."
Para Goizueta, caminar con Jesús es lo mismo que caminar con los pobres en el sentido más amplio de la palabra. Ese caminar hay que hacerlo por donde los pobres caminan; y los pobres en los Estados Unidos caminan fundamentalmente en las zonas urbanas de las grandes ciudades. Por eso Goizueta establece que una teología de acompañamiento a la comunidad hispana debe ser doméstica y urbana. Esa teología de acompañamiento incluye tres dimensiones propias de la opción preferencial por los pobres, a saber: debe tener una gran carga de afectividad, enmarcada en el continuo espacio-tiempo y pletórica de una profunda interioridad espiritual. Es una teología vinculada al ser humano concreto, para quien el "hogar y la ciudad han funcionado más bien como lugares de aislamiento de una plena participación en la vida social."
Estoy completamente de acuerdo con Goizueta en el sentido de que el acompañamiento debe ser un elemento fundamental para la pastoral hispana en los Estados Unidos. Sabemos que ser hispano en nuestro contexto es, de alguna manera y en diferentes grados, ser marginado, mestizo/exiliado. Entre iguales, debemos compartir el pan y cruzar las fronteras que promueven la injusticia en sus variadas manifestaciones. Pero para Goizueta acompañamiento es mucho más que el movimiento físico implícito en el caminar junto a otros. Es mucho más que la presencia física junto al pobre; implica también reconocer y apreciar como "quien yo soy" influencia mi entendimiento de "quien es el pobre". Para él esto significa, reconocer y apreciar las maneras por medio de las cuales, a través de la presencia física, yo estoy siendo transformado por el pobre.
El acompañamiento es una acción comunitaria consciente en una dirección y un sentido determinados. Caminamos junto a otros con quienes estamos en estrecha relación de mutuo amor, siguiendo los senderos trazados por Jesús de Nazaret. Y ese es otro aspecto iluminante de la reflexión de Goizueta al vincular el acompañamiento con la vida sacramental, sobre todo con la presencia eucarística de Jesús que se identifica con la comunidad y se ubica en medio de ella.
La visión de Goizueta sobre el acompañamiento cristiano puede resultar una herramienta eficaz para compactar nuestra diversidad hispana con una visión inclusiva que trascienda las particularidades. Una visión de conjunto, en la que con Jesús en medio de la comunidad de fe, nos acompañemos en nuestros barrios, nuestros ghettos, donde vivimos, morimos y luchamos por la vida, promoviendo el Reino inaugurado por Jesucristo, el cual ofrece salvación para todos.
