Rito en Iglesia de Manhattan en Memoria De Amado Hijo Muerto en Explosión

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Qué puede uno decir para consolar a una familia enfrentando una tragedia devastadora?

Como sacerdote, el Padre Lawrence Ford, O.F.M. ha oficiado muchos funerales. Sin embargo él reconoció que fue un desafío encontrar las palabras adecuadas para decir durante su homilía en el funeral de Nicholas Figueroa de 23 años de edad, ex Eagle Scout, estudiante, hijo, hermano y amigo, y quien murió en la mortal explosión de gas en el East Village el 26 de marzo mientras pagaba su cuenta después de una cita para almorzar.

Familiares, amigos, vecinos y funcionarios de la ciudad llenaron la iglesia del Santo Nombre de Jesús en la calle west 96 el 7 de abril para la misa del funeral de Figueroa. Allí estaban sus padres, sus tres hermanos Neal, Brandon y Tyler, sus ex-compañeros de Boy Scouts, compañeros de universidad de su alma mater Buffalo State y otros parientes. El mismo día una misa de funeral se había ofrecido en Queens para la otra víctima de la explosión, Moises Ismael Locón Yac, de 27 años e inmigrante guatemalteco quien se encontraba trabajando en el restaurante de sushi donde Figueroa estaba cenando cuando ocurrió la explosión.

“Fue muy difícil porque al mismo tiempo estás tratando de averiguar qué fue lo que paso. Quiero decir que tengo mis propias preguntas y uno no puede dejar de preguntarse ¿Cómo es posible que estas cosas sucedan?” dijo el Padre Ford, párroco de la parroquia del Santo Nombre. “Creo que me estoy poniendo al menos lo suficientemente sabio como para saber que no hay un plan de causalidad intencional. Nuestro Dios no es un Dios que elimina el sufrimiento, sino aquel que nos ayuda a sobrellevarlo y nos quiere ver bien y al otro lado. Pero no es cosa fácil tratar de decir lo que la gente espera escuchar y hacerlo de una manera en que ellos puedan aferrarse a ello.

“Es una cosa diferente para nosotros que estamos entrenados en teología entender estos puntos. Pero para la gente joven, y había un montón de gente joven allí, ellos están aún aprendiendo. Ellos están todavía tratando de captarlo”.

El Padre Ford dijo que él vio su papel más como el de un “oyente” cuando se reunió con la familia Figueroa. El dijo que la familia era muy conocida en la comunidad y que la voz se corrió rápidamente con nuevos detalles acerca de la tragedia durante las casi dos semanas de la tribulación que condujo al funeral. El Departamento de Bomberos de la Ciudad de Nueva York sacó los dos cuerpos de entre los escombros el 29 de marzo en la tarde del Domingo de Ramos poniendo así fin a una vigilia insoportable en el sitio por parte de sus hermanos, y de cualquier esperanza de que alguno de los dos se encontrara con vida. Feligreses de la iglesia del Santo Nombre habían orado tanto por Figueroa como por Locón durante la Oración de los Fieles el Domingo de Ramos y nuevamente durante el domingo de Pascua. El Padre Ford dijo que el período entre el cual los dos hombres desaparecieron y cuando fueron encontrados los cuerpos fue muy difícil, y que la parroquia había estado en contacto con la familia Figueroa varias veces durante su terrible experiencia.

“Ellos han estado luchando”, reconoció el Padre Ford. “Ellos son una familia muy cariñosa y dulce. Es evidente la gran cantidad de afecto y respeto, y la fidelidad familiar entre padres e hijos y hermanos y sus cónyuges. Ellos claramente disfrutan unos de los otros y ese es el tipo de cosas que ayudan a conllevar estas situaciones.

Luis Benítez, uno de los ex jefes de tropa de los boy scouts del Sr. Figueroa, pronunció el panegírico durante el funeral. “Hoy te despedimos con nuestro amor y bendiciones”, dijo el Señor Benítez. “Siempre te amaremos, Nicholas”.

Como homilista, el Padre Ford dijo que su papel era el de contar la historia de cómo la fe de Nicholas le formó en la persona en la cual él se convirtió, el joven tan apreciado por su familia y amigos. “Nicholas sufrió una muerte no muy diferente a la de Jesús”, dijo el Padre Ford. “Era demasiado joven. Su muerte fue demasiado pronta, demasiado inmediata y demasiado trágica. Pero la muerte da paso al poder de la resurrección, a la vida nueva y Jesús promete volver a llamarnos hacia adelante desde la sepultura y tumba -y de los escombros”.