Hermanas de Habla Hispana Estudian Mujeres Doctoras de la Iglesia

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La sonrisa en la cara de la hermana Cristina Bocanegra, S.M., dejo ver lo “bendecida” que ella estaba de estar de regreso para su segundo curso Esposas de Cristo Hijas de la Iglesia.

La hermana Cristina fue una de las 20 religiosas representando a 10 congregaciones que estuvieron participando en el tercer curso Esposas de Cristo Hijas de la Iglesia para religiosas de habla hispana celebrado en el centro para retiros de San Luis Gonzaga en Hopewell Junction del 17 al 28 de julio.

El curso fue organizado por el Consejo de Madres Superiores de Mujeres Religiosas, y la congregación de misioneros Oblatos de la Santísima Trinidad fueron el anfitrión en su centro de retiros.

“Venimos de diferentes países y diferentes congregaciones. En este momento somos como una sola comunidad”, dijo la hermana Cristina, quien cuida a enfermos y moribundos en sus hogares para las Siervas de María, en los Ministerios para los Enfermos en el Bronx.

“Participamos en la santa misa. Tenemos tiempo para la oración. Estamos compartiendo juntas las comidas y aprendiendo las unas de las otras. Estamos compartiendo nuestros propios apostolados, los lugares en que trabajamos en la Iglesia. Esto simplemente ha sido una bendición para mí”.

El tema de este año fue “Las Cuatro Mujeres Doctoras de la Iglesia: Una Introducción a sus Vidas y Enseñanzas”.

Las cuatro mujeres doctoras de la Iglesia son santa Hildegarda de Bingen, santa Catalina de Siena, santa Teresa de Jesús y santa Teresita del Niño Jesús. El tema fue elegido en respuesta al llamado del papa Francisco a reconocer las voces de las mujeres en la Iglesia y los papeles que ellas han desempeñado en la vida de la misma.

Un día típico del curso incluyó misa, oración y dos sesiones académicas por la mañana; talleres por la tarde para discutir las sesiones académicas de la mañana; y una hora santa con una oportunidad para confesarse por la tarde. El español fue el idioma que se habló durante el curso.

Una mañana, las hermanas participaron en una discusión de grupo en un salón de clases con la hermana Anthony Mary Diago, R.S.M. como instructora, sobre santa Teresa de Jesús, una monja española del siglo XVI.

“Estamos repasando sus vidas y cómo ellas respondieron al llamado de Dios”, dijo la hermana Cristina, quien vino a los Estados Unidos desde México. “En su momento, ellas no lo hicieron porque querían convertirse en santas. Lo hicieron porque simplemente querían responder al llamado de Dios”.

“Ahora la Iglesia está reconociendo que podemos seguir su camino y que ellas pueden enseñarnos a ir a Dios y a Jesús para vivir nuestra consagración más profundamente y también la manera en que debemos servir a la Iglesia”.

El sábado 22 de julio, las hermanas hicieron una excursión a Manhattan para visitar el santuario de santa Frances Cabrini y el museo de los Claustros.

“Nos divertimos juntas. Cantamos en el autobús”, dijo la hermana Carmen Rivera, P.V.M.I., originaria de Puerto Rico y quien está ahora de misión en las parroquias de Santo Sacramento en New Rochelle, y de San Luis Gonzaga en Manhattan.

“Estoy muy feliz de haber venido. Conocí a muchas hermanas. Todas somos hispanas, y todas venimos de diferentes países y comunidades. Esta experiencia me ha enriquecido al ver tantas mujeres con la misma convicción de amor por el Señor y la Iglesia”.

En el último día, las hermanas dejaron el valle del rio Hudson para regresar a sus congregaciones y compartir sus experiencias dentro y fuera del aula. La hermana María Theotokos Adams, S.S.V.M., organizadora del evento, espera que el cuarto curso Esposas de Cristo Hijas de la Iglesia vuelva al centro de retiro de San Luis Gonzaga por segunda vez en el 2018. Los dos primeros cursos Esposas de Cristo Hijas de la Iglesia se llevaron a cabo en Corpus Christi, Texas.

“Yo espero que sean capaces de experimentar tanto la comunión entre congregaciones, entre mujeres de habla hispana de la Iglesia en los Estados Unidos; y que ellas sepan más profundamente que tan importante y que tan valioso es su servicio y su vida consagrada a la Iglesia en los Estados Unidos”, dijo la hermana Maria Theotokos, quien tiene su sede en Washington, D.C.

“Es más aún, cada una individualmente debería poder renovar su propia consagración como religiosa, conocer y amar su carisma más profundamente, y emprender con un nuevo vigor y energía la misión que se le ha encomendado en la Iglesia”.