Misa Funeral Comunitaria y Entierro Ofrecido para Fallecidos de Yonkers

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El 10 de junio hubo alivio y tristeza cuando los feligreses de la parroquia de San Pedro y San Denis en Yonkers trajeron urnas con los restos cremados de 10 miembros de sus familias a una conmemorativa misa comunal en la iglesia, y a su entierro solemne en el cementerio Gate of Heaven en Hawthorne.

Estos hombres y mujeres fueron los primeros en aceptar la invitación del cardenal Timothy Dolan para enterrar sus seres queridos en la nueva sección San José de Arimatea en el cementerio, siendo una de varias atractivas opciones de bajo costo ofrecidas en cada uno de los cuatro cementerios sostenidos por los fideicomisarios de la Catedral de San Patricio.

El padre José Félix Ortega, L.C., párroco de San Pedro y San Denis, dijo: “Algunas personas guardan las cenizas debido al costo de enterrarlas, o porque no han decidido dónde hacerlo; si en los Estados Unidos o en sus países de origen. Pero creo que también hay muchos a quienes les ha dolido demasiado la muerte de sus seres queridos, y estos son los que necesitan de nuestra ayuda en lo que es, para algunos, un proceso muy largo y doloroso”.

Cuando anunció la iniciativa en su columna de Catholic New York al comienzo de la Cuaresma, el cardenal Dolan dijo estar preocupado de que la gente guardara los restos cremados de sus familiares en sus casas, en vez de seguir la enseñanza de la Iglesia de que sean enterrados con la misma dignidad y el respeto asociado con el enterramiento de un cuerpo entero. Él dijo: “Se supone que las cenizas deben mantenerse en lugares sagrados, es decir, en cementerios católicos, para asegurarse de que el difunto sea conmemorado e incluido en las oraciones y remembranzas de toda la comunidad creyente”.

El padre Ortega dijo que su parroquia, la cual es predominantemente de habla hispana, celebra una boda comunal anual para ofrecer a las parejas que viven juntas fuera del matrimonio, dando la oportunidad de “regularizar su situación”. La idea de un funeral y enterramiento comunal fue una solución bien recibida y oportuna para un tema persistente.

Fabiola Mejía, una asistente pastoral de la parroquia, dijo que la iniciativa fue anunciada varias veces desde el púlpito y en el boletín de la iglesia, y después se le dio seguimiento en una sesión informativa para las familias interesadas con un representante de los fideicomisarios de la Catedral de San Patricio.

“Explicamos la tradición católica respecto al entierro de los muertos y nuestra idea de que los cuerpos son el templo del Espíritu Santo”, dijo el padre Ortega.

“Toda la gente estuvo agradecida por la iniciativa, aunque no todos participaron al final. Una mujer me dijo que el estímulo recibido para traer las cenizas al cementerio fue “el mejor regalo que le habían dado en mucho tiempo”, él añadió.

El padre Ortega también dijo que la lectura diaria del Libro de Tobias utilizado en la misa funeraria se centró en el actuar con caridad, enterrando a los muertos, ayudando durante el proceso de duelo, y saliendo adelante con aceptación y desapego. “Fue una coincidencia increíble que hiciésemos lo mismo que Tobias estaba haciendo”, él dijo.

Bajo un claro cielo azul en el cementerio Gate of Heaven, los dolientes se reunieron en una extensa área cubierta de cesped. Ellos colocaron sus urnas sobre una mesa cubierta con un mantel rojo. El padre Ortega llevo a cabo el servicio, el cual incluyo oraciones y canciones.

“Se sintió mucho alivio. Para muchos era el último paso que necesitaban tomar. Una persona me dijo que los miembros de su familia no sabían que ella había estado guardando cenizas. Ella estaba feliz de poder avanzar finalmente”, dijo el párroco.

Las urnas fueron colocadas en una bóveda en el suelo. Los nombres de todos los difuntos enterrados en esa sección del cementerio serán grabados en un marcador comunal. La zona lleva el nombre de San José de Arimatea, el discípulo que bajó el cuerpo sin vida de Jesús de la cruz el Viernes Santo y lo dejó en una tumba destinada a su propia familia. El entierro de restos cremados en las secciones de San José de Arimatea en el cementerio Gate of Heaven, Calvary en Queens, la Resurrección en Staten Island, y la Ascensión en Airmont cuesta $250.