Reforma de Inmigración Entre Prioridades del Nuevo Presidente de USCCB

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No sorprende a cualquiera que ha seguido al arzobispo de Los Ángeles José H. Gómez, que la reforma de inmigración esté al frente de su lista de prioridades como presidente recién electo de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.

“Es algo en lo que he estado trabajando por casi 25 a 30 años”, dijo el arzobispo Gómez a Catholic News Service (CNS) durante la reunión general de otoño de los obispos de Estados Unidos del 11 al 13 de noviembre en Baltimore.

El 12 de noviembre, los obispos lo eligió como su líder por un periodo de tres años y es el primer latino en asumir la presidencia de la USCCB. El arzobispo Gómez ha servido como vicepresidente de la conferencia desde 2016. Sucede en la presidencia al cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston. Su gestión empezó al concluir la reunión.

Para el pastor de 67 años de la arquidiócesis más grande de EE.UU., la enseñanza católica es la que impulsa la defensa de los derechos de los migrantes, fundamentada en los principios bíblicos de acoger al extranjero y defender la dignidad de los inmigrantes y refugiados como hijos de Dios.

De hecho, los obispos de EE.UU. han establecido como una de sus principales prioridades la reforma de inmigración y los derechos de migración por muchos años. Los obispos han discutido con la administración Trump por sus políticas para los solicitantes de asilo en la frontera.

El papa Francisco también ha hecho de los derechos de los migrantes una prioridad durante su papado.

Este tema también es muy personal para el arzobispo Gómez, quien nació en Monterrey, México, y eventualmente migró a EE.UU., donde ha servido como obispo auxiliar en la Arquidiócesis de Denver, arzobispo en San Antonio y últimamente como arzobispo en Los Ángeles.

“Es realmente parte de mi vida”, dijo. “Tengo familiares y amigos...en ambos lados de la frontera. Así que creo que es importante para nosotros comprender que todos somos hijos de Dios. Si trabajamos juntos, podemos encontrar una solución para esta realidad y elaborar un claro, simple y buen sistema de inmigración que pueda suplir las necesidades de las personas de ambos lados”.

La violencia y la pobreza en su país, ha sido un factor determinante para los centroamericanos que buscan asilo en los EE.UU., pero el arzobispo Gómez señala que la inmigración no es solo un asunto estadounidense—es una preocupación global.

Según las estadísticas reportadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, para finales del 2018, “70.8 millones de individuos se han visto obligados a desplazarse a nivel mundial como resultado de la persecución, conflictos, violencia o violaciones a los derechos humanos”.

Tanto las administraciones de Bush como la de Obama, intentaron sin éxito que se apruebe una reforma de inmigración en el Congreso para facilitar que los inmigrantes migren legalmente a los EE.UU.

Los obispos de EE.UU. estuvieron en conversaciones con previas administraciones para desarrollar lo que consideran que es una solución humana al debate de inmigración.

El arzobispo Gómez dijo que continuará conversando con el presidente Donald Trump, cuya administración ha sido criticada por los defensores católicos por su política de separar familias en la frontera, sus restricciones a los inmigrantes que buscan asilo y una propuesta para reducir más el número de refugiados que son aceptados en Estados Unidos.

La Iglesia Católica sí defiende el derecho de una nación a asegurar sus fronteras, pero la mayoría de los migrantes del mundo están dejando su tierra natal para escapar de la guerra, la violencia y la extrema pobreza—dijo. “Hay muchísimo sufrimiento. La mayoría de ellos vienen a nuestro país porque quieren sacar adelante a sus familias”.

Antes de los testimonios verbales del 12 de noviembre sobre el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia en la Corte Suprema de EE.UU., el arzobispo Gómez dijo que “no hay duda” sobre las cuestiones jurídicas y constitucionales “planteadas por DACA y cómo fue promulgado”.

“Pero tenemos que estar claros: El futuro de estos jóvenes adultos nunca debió haber llegado a las cortes en primer lugar”, escribió el arzobispo en una columna el 6 de noviembre en Ángelus, el periódico en internet de la Arquidiocesis de Los Ángeles. “Y no habría ocurrido, si nuestros líderes en Washington simplemente hicieran a un lado sus intereses políticos y se unieran para corregir el obsoleto sistema de inmigración de nuestra nación”.

Las “fallas” de los líderes de la nación en Washington en cuanto a hacer “reformas integrales a la política de inmigración va por encima de afiliaciones políticas”, dijo el arzobispo Gómez.

DACA fue establecido por una orden ejecutiva del presidente Barack Obama del 2012 y Trump ordenó que se ponga fin al programa en 2017. Varios litigios legales a esta orden generaron una consolidación de tres casos de DACA ahora ante la corte superior.

“Nuestra nación hizo una promesa a estos ‘soñadores’”, escribió el arzobispo Gómez. “Tenemos una obligación moral. Es el momento de que el presidente y el Congreso honren esa promesa y cumplan con esta obligación”.

Si bien es un apasionado de la reforma de inmigración, el arzobispo dijo que no será un presidente de la USCCB enfocado en un solo asunto.

Continuar con la renovación y reforma en la iglesia con respecto a la crisis de abuso sexual por parte del clero, será una continua prioridad, así como combatir el clericalismo en la iglesia, apoyar y promover el matrimonio y la familia, así como la evangelización. Y continuará rezando para que los laicos se vuelvan discípulos misioneros.

“Estos últimos tres años han sido un tiempo de retos para la iglesia”, dijo el arzobispo Gómez, y como vicepresidente de la USCCB, tuvo un rol de liderazgo en cuanto a enfrentar esta crisis. “Espero seguir siendo una fuente de apoyo para mis hermanos obispos y especialmente continuar este periodo de renovación”.—CNS