LORD, TO WHOM SHALL WE GO?

Carta Pastoral: ‘Haciendo Todas las Cosas Nuevas’

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1 de octubre del 2013
Fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús
Año de la Fe

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Estando seguro de que ha oído hablar, y habiéndonos estado preparando para ello desde hace cinco años, la Arquidiócesis de Nueva York se siente que se ha embarcado formalmente en el proceso de nuestra planificación pastoral, Haciendo Todas las Cosas Nuevas, nos acercamos a este proceso con un espíritu de fe, esperanza y de amor. Tengo mucha fe en Dios y en el pueblo Católico que a través de los 10 condados y de las 368 parroquias de la arquidiócesis que todo será un éxito pastoral. Tengo la esperanza profunda de todo lo que podamos lograr juntos será con la gracia de Dios, que con confianza podamos planear nuestro futuro como una familia Católica. Amo a Jesús, a Su Iglesia, a ustedes, y al pueblo esplendido de esta histórica arquidiócesis.

Al comenzar este proceso, me recuerda de que “sin una visión el pueblo perecerá” (Proverbios 29:18). Cuando visito las parroquias y hablo con los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, y con nuestros laicos dedicados, me surge una pregunta desafiante de ¿cómo podemos fortalecer nuestra vida parroquial, y de cómo ayudar mas a los católicos a crecer en su fe? Estoy seguro que el programa Haciendo Todas las Cosas Nuevas nos ayudará a responder a esta pregunta en sus diferentes formas mientras lo vamos desarrollando.

Antes de todo, el pueblo de Dios aquí en New York nos ha dado a conocer sus necesidades. El Obispo Dennis Sullivan y su comité de exploración pasaron un año viajando por toda la archidiócesis para escuchar a nuestro pueblo. ¿Estás seguro de lo que me dice?, y lo que se ha dicho es:

• amad a vuestras parroquias, y queremos que sean más fuertes, más estables y más vivas;

• El amor a nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, y los líderes laicos, sea más grande la esperanza y que estén dispuestos a compartir el liderazgo y el servicio en la Iglesia;

• Desean una Iglesia donde la gente se den la bienvenida y la Misa del Domingo se celebre con respeto, alegría, con una homilía sólida, y con una participación plena;

• Desean que la educación religiosa sea intensa y de una formación en la fe solida, no sólo para los niños, sino también para nuestros adolescentes, adultos jóvenes y adultos;

• Desean que nuestras escuelas no estén sólo para sobrevivir sino para prosperar;

• Si que desean que sean atendidos en el matrimonio y la familia;

• Desean una Iglesia que pueda recibir en sus brazos a los Latinos, a los africanos, y los recién llegados de Asia;

• Desean una Iglesia vigorosa en la promoción de la cultura de la vida, la justicia social y la atención a los inmigrantes pobres, los enfermos, los vulnerable, los no nacidos, y nuestros ancianos;

• Desean una Iglesia purificada, positiva y transparente;

• Desean una Iglesia mucho más equipada en las comunicaciones y la tecnología;

• Desean una Iglesia viva y no un museo;

• Desean en las palabras de nuestro Santo Padre, una Iglesia que no se limite a la sacristía, ¡sino que se haga presente en las calles!

Lo que vino a través de estas respuestas es que la gente está orgullosa de que su arquidiócesis haga todo esto, y quieren hacerlo aún mejor. Esta es una gran parte debido a la planificación pastoral, y es compatible con los cuatro temas pastorales importantes que han surgido y se integran todo esto en Haciendo todas las Cosas Nuevas y estos son a través del: Discipulado, la Evangelización, el Testimonio y en el Ministerio.

La planificación pastoral es realmente la evaluación de nuestra respuesta común a nuestro llamado bautismal a ser seguidores y amigos de Jesús. Se trata de responder a la invitación de Jesús en nuestro tiempo, teniendo en cuenta las necesidades de su Iglesia y de su pueblo en estos momentos. Es un llamado al discipulado, a discernir de cómo estamos cumpliendo con las necesidades reales de nuestro pueblo, y cómo es la mejor manera de pastorear nuestros recursos para seguir su persona, el mensaje y la invitación a ser sus discípulos.

En cierto modo, la Iglesia ha estado haciendo la planificación pastoral desde el primer Pentecostés, como los primeros discípulos oraron y consideran su imperativo de “ Ir y hacer discípulos a todas las gentes “Nuestro Santo Padre, al hablar a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud, recordó a los jóvenes—y nos recuerda también, que hay tres implicaciones a esta importante declaración: ¡Anda! ¡No tengas miedo! Y ¡Sirve! El Papa Francisco señala que Jesús no dice “anda” sólo si usted desea, o “vaya” si usted tiene el tiempo, sino más bien nos dice “Id y haced discípulos.” En el corazón de nuestro proceso de planificación es la respuesta urgente a la llamada para hacer discípulos, para invitar a otros a volver a la Iglesia, y para dotar a nuestras parroquias de los ministerios en el cumplimiento de todo esto que se nos manda.

Muy estrechamente relacionado con el discipulado es el llamado a ser evangelizadores en la difusión del Evangelio sabiendo que somos amados, redimidos, salvados a través de la vida, muerte y resurrección de Jesús. El Papa Pablo VI nos ha recordado “queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de las personas constituye la misión esencial de la Iglesia...Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, siendo su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar.” (EV n º 18). El Papa Pablo VI presenta una visión amplia de lo que necesita para escuchar la Buena Nueva: “La evangelización significa llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar la humanidad desde dentro, haciéndolo todo nuevo.” (EV n º 18) Esto fue reiterado por el Beato—que pronto será santo, el Papa Juan Pablo II cuando dijo: “Tengo la sensación de que ha llegado el momento de dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva evangelización.” Nuestros esfuerzos de planificación de la arquidiócesis tienen por objeto aumentar la eficacia de nuestros esfuerzos de evangelización para vivir el compromiso de Haciendo todas las Cosas Nuevas. Simplemente no cerrando o fusionando parroquias, preguntándonos del porque no están llenas de fieles.

Leemos en los Hechos de los Apóstoles cómo los primeros Cristianos planearon las mejores maneras de evangelizar, predicar el Evangelio, celebrar los sacramentos, y organizar a las comunidades de fe. La misión de la Iglesia, entonces y ahora, es exactamente lo mismo: la salvación de las almas. Esta misión se logra a medida que la Iglesia y sus miembros proclaman la llegada del Reino de Dios, y, con la ayuda de la Gracia de Dios, el testimonio que viene por la calidad y el carácter de sus vidas. Desde el comienzo de la Iglesia en Nueva York en sus 205 años, nos hemos dedicado a esta misma misión. La proclamación de la misión, el cumplimiento del mandato de Jesús: “Id, y haced discípulos” ha sido influenciado por los signos de los tiempos, y la Iglesia en Nueva York siempre ha sabido adaptarse a las situaciones cambiantes, mientras que al mismo tiempo se ha proclamado la plenitud del mensaje del Evangelio y de la dignidad de cada persona humana. Ha habido una constancia en la misión y el servicio que ha inspirado a millones de personas, una Iglesia que se renueva en el tiempo para servir.

A medida que avanzamos ahora con nuestro nuevo Santo Padre, el Papa Francisco, todos debemos reconocer que la virtud de la prudencia exige que, una vez más planifiquemos adecuadamente para nuestro futuro, Jesús nos exhorta a ser fieles, centrándose en nuestro discipulado. La virtud bíblica corresponsabilidad requiere que usemos sabiamente nuestro tiempo, talentos, y bienes.

Me temo que, en la actualidad, no estamos utilizando nuestros recursos, como lo podríamos hacer correctamente. Por consiguiente:

Aunque a diferencia de la mayoría de arquidiócesis y diócesis, todavía no hemos llegado a una crisis en el número de sacerdotes, debido, principalmente, a la generosa voluntad de algunos de nuestros sacerdotes a permanecer en las tareas pastorales después de los 75 años, también al regalo de los sacerdotes internacionales, y por la bendición de las órdenes religiosas de sacerdotes. Aunque todavía tenemos que prepararnos para ese día, no muy lejano, cuando venga la escasez que de hecho vamos a enfrentar, y no debemos esperar hasta que sea demasiado tarde. Nuestro clero son cada vez mayores, y con las jubilaciones y las defunciones, hay menos sacerdotes cada año.

¡Tenemos demasiadas parroquias! La parroquias en proceso de configuración en el tiempo del Cardenal O’Connor, del Cardenal Egan, y delo que Yo he heredado es el resultado de un auge después de la Segunda Guerra Mundial, cuando, gracias a Dios, los pastores sabios como el cardenal Spellman y el Cardenal Cooke en sus días ejercieron la planificación pastoral en consonancia debido al enorme crecimiento de la población católica, y con una abundancia de clero y religiosos, con un barrio de diferentes etnias que llenaban las parroquias, todo ello era maravilloso. Este paradigma y modelo de parroquia todavía es creíble. Ahora que el modelo y los números están cambiando. ¡Ya no necesitamos 368 parroquias en sus ubicaciones actuales! Debido a los cambios demográficos, es posible que necesitemos crear nuevas parroquias, o ampliar algunas, para servir a la migración de los feligreses fuera de la ciudad, mientras se pueda dar con el cierre o la fusión de otras parroquias.

Manhattan y el Bronx están especialmente saturadas de parroquias. De nuestras 368 parroquias, 84 se encuentran en Manhattan, con un adicional de 5 parroquias de misión. Eso es casi el 25 por ciento del total de las parroquias de la arquidiócesis, que sirve sólo de 10 a 12 por ciento de nuestra población Católica. ¡Hay 29 parroquias en el Sur del Vicariato de Manhattan, todos se concentran alrededor de la calle 14 o cercanas de allí! Tener este gran número de parroquias sin duda tenía sentido cuando se establecieron, sobre todo en la mitad de los siglos - 19 y 20. Ellas no tienen el mismo sentido de ser especialmente ahora en el siglo 21 y en el futuro.

Dedicamos una cantidad desigual de dinero para el mantenimiento de las parroquias y edificios que ya no necesitamos. ¡En pocas palabras, ya no podemos gastar $40 millones al año (un número que no hará sino aumentar cada año a menos que actuemos ahora) para mantener el soporte vital de parroquias, edificios y escuelas que sirven a sólo a un reducido número de fieles, sobre todo cuando hay otras parroquias muy cercanas, que están listas, dispuestas y con ganas de dar la bienvenida a los nuevos feligreses! Si bien la planificación pastoral no se trata de dinero, pero siempre se va a necesitar dedicar el dinero a las parroquias y las escuelas que no pueden sostenerse por sí mismas, no podemos seguir haciéndolo en la medida en que hemos estado. ¿Por qué? En primer lugar, porque no tenemos los recursos financieros para dar anualmente $40 millones para apoyar a las parroquias que no sean necesarias, y en segundo lugar, las mejores prácticas y los años de experiencia pastoral nos dicen que las iglesias que solamente llenan en un 10 a 20 por ciento de personas, por lo general no llevan a las liturgias significativas y que no nos eleven espiritualmente que es a donde nos debemos sentir atraídos para alabar y dar gracias a nuestro Dios amoroso. Y, los apostolados y ministerios de educación, el servicio y la caridad, siendo la principal forma como asistimos al mundo, no pueden florecer donde no hay una significante presencia de miembros y de recursos que los puedan apoyar, así, con esta situación crítica no se está cumpliendo con los requisitos pastorales.

Uno de los resultados del proceso de planificación pastoral es que probablemente vamos a tener las propiedades sin utilizar, que eventualmente podrían ser vendidas. Como parte de la planificación, el producto de toda esa venta se destinará a la dotación de apoyo a las iniciativas importantes de la arquidiócesis y que ustedes nos han dicho y de la que necesitamos realizarlas. Por ejemplo, vamos a establecer un fondo financiero para las escuelas católicas, una dotación monetaria para la educación religiosa, y una dotación de dinero para los nuevos proyectos, como el Centro de Sheen, el Centro de Gianna para la Salud de la Mujer y FOCUS, una pastoral universitaria . Los ingresos de la venta de los bienes de los inmuebles, no se utilizará para los gastos operativos, pero se destinará a la dotación monetaria de apoyo a nuestros ministerios pastorales, al igual que nuestros antepasados que ​​era como se destinaban.

Tenemos que escuchar nuestra llamada a la nueva evangelización. La Iglesia de hoy exige un modo nuevo de la misión, no a un modelo de mantenimiento. Ya no podemos presumir de que nuestra gente vendrá, ya no podemos esperar a que la gente se presenten, así tampoco podemos estar confiados y cómodos de que los bautizados y adultos católicos vivirán y morirán de manera católica, ya no podemos hacer negocios como de costumbre, no podemos gastar toda nuestra energía y recursos en el mantenimiento de las estructuras que ya no están funcionando o trabajando, no podemos cruzarnos de brazos sobre nuestros problemas los que tenemos que enfrentar o de solo tratar de sobrevivir manteniendo nuestra cabeza fuera del agua. ¡Ahora debemos “hacer el esfuerzo de salir del hoyo en que nos encontramos!”

No se puede decir del todo que es suficiente: Haciendo Todas las Cosas Nuevas, esto no es un eufemismo por el simple hecho de ir cerrando parroquias, cambiar de direcciones, o cambiar nombres canónicos. Es un esfuerzo importante para mejorar nuestros ministerios y sostener parroquias vibrantes. Nuestra planificación se une a la gente para ver cómo podemos ser más eficaces en el ministro para servir a Jesús, Su Iglesia, Su pueblo, al aceptar el mandato del Señor, que una vez le dio a San Pedro y San Pablo, San Francisco de Asís, Elizabeth Ann Seton, Frances Xavier Cabrini, John Dubois, John Hughes, Terence Cooke, y ahora al Papa Francisco como a usted y a mí mismo “¡construir” — o “reconstruir” — “mi Iglesia!” Eso es la planificación pastoral. El Papa San Gregorio Magno escribió hace 15 siglos: “La Iglesia es de estilo apropiadamente como el amanecer. Mientras que ella se condujo a través de la noche...ella se abre gradualmente al brillo de la mañana...Esta madrugada ciertamente ha quedado demostrado ser un proceso continuo...“Ese” proceso continuo,” de la oscuridad a la luz, de la noche al amanecer, es en el corazón mismo de Haciendo Todas las Cosas Nuevas.

Al mismo tiempo, reconocemos que este proceso no va a estar exento de problemas. Me recuerdo del programa de los Caminos a la Excelencia, el plan estratégico que la arquidiócesis se comprometió para nuestras escuelas, que era un plan doloroso, pero eficaz, y que ha creado escuelas católicas sostenibles, capaces de proporcionar una excelente educación católica a cualquier niño que busca prepararse ahora y para el futuro. De la misma manera, mientras que todos podemos entender la necesidad de la planificación pastoral, y los cambios que traerá esta planificación, también hay que admitir que el cambio puede ser difícil, ya que nuestras parroquias e instituciones pasan por una reestructuración fundamental. Sabemos que cualquier verdadero crecimiento en la vida espiritual requiere sacrificio y el cambio. Como Jesús nos dijo: Que la vid para que crezca ha de ser podada. Esto se aplica no sólo a los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, sino también a todos los fieles. ¡Cualquiera que desea vivir en serio el sacramento del matrimonio sabe muy bien sobre el sacrificio y de sus exigencias! Sin ello, el matrimonio estaría en problemas. En la larga historia de la Iglesia, las épocas de gran crecimiento y renovación espiritual son precedidas por períodos de desafíos como oportunidades de santidad y de renovación. Ese crecimiento de la Iglesia fue acompañado por el sacrificio, y dejando de lado muchas cosas. 

En la Arquidiócesis de Nueva York, hemos llegado a ese momento emocionante cuando Jesús, llamó a Pedro para salir fuera de la barca y caminar sobre el agua, así también se nos invita a abrazar el reto de la misión, como nunca antes. Él nos llama a salir de nuestros propios mundos, de nuestros miedos, de nuestras zonas de confort y, con el corazón y las mentes centradas en él, para atravesar las aguas turbulentas a través de su cálido abrazo amoroso. Por seguro, que nos hundiríamos, como Pedro lo hacía, de tiempo en tiempo, pero nuestro Señor estará allí para darnos la mano y ayudarnos para completar nuestro camino. Y si estamos dispuestos a correr el riesgo, salgamos de la barca de la cual estamos acostumbrados, y confiemos en Él, Él nos muestra el camino...de cómo la misión de la Iglesia se revitalizara y se renovara...cómo nosotros vamos a ir a revitalizar la misión y hacer que cobre vida todo una vez más por la salvación de las almas y la venida del Reino.

 

CIERRE DE REFLEXIÓN

El Espíritu Santo se está moviendo a lo largo de nuestra Arquidiócesis a medida que continuamos en esta nueva etapa de Haciendo Todas las Cosas Nuevas. Estoy muy emocionado de tomar este camino de fe, esperanza y de amor con usted y reconocer que este es un trabajo duro, y que habrá momentos dolorosos de algunas perdidas y de mal entendidos, momentos de mucho dolor y de alegría. Si mantenemos en mente todo el panorama del plan pastoral—la necesidad de ser buenos administradores de los recursos abundantes de Dios—y se apoyan mutuamente, será que realmente estamos contribuyendo a la construcción del Reino de Dios en el discipulado, la evangelización, el testimonio del Evangelio, en un ministerio por florecer.

Le pido que me acompañen en la celebración de este importante proceso de reestructuración y revitalización de la parroquia en la oración, en los próximos meses. Tal vez, la siguiente oración, la podamos usar cada vez que nos reunimos en el marco de Haciendo Todas las Cosas Nuevas.

 

ORACIÓN

Dios, Padre nuestro, que por medio del Evangelio y los Sacramentos, nos reúnes como Tu Iglesia en la Arquidiócesis de Nueva York.

Envíanos Tu Santo Espíritu, para que ilumine nuestras mentes y guie nuestras acciones mientras vamos haciendo planes para el futuro de la vida parroquial en esta Arquidiócesis.

Ayúdanos a aprender nuevas formas para fortalecer y revitalizar nuestras comunidades parroquiales, y para ser buenos administradores de los dones espirituales y materiales que las sustenten.

Bendice nuestro trabajo, para que nuestras parroquias puedan continuar dando testimonio de la verdad del Evangelio, y ser signo de Tu amor para todos.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Amen.