SEÑOR, A QUIÉN IREMOS

Incluso ‘los Buenos Viejos Tiempos’ no Estaban Libres de Problemas

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Oh, por los buenos viejos tiempos!"

¿Dices eso mucho? Les admito que yo sí.

En medio de todos los problemas del mundo: la devastación en Haití, la violencia en Afganistán, la desesperación del Líbano, el Covid, solo por nombrar algunos; las preocupaciones en nuestro país: división política, resurgimiento del virus, agitación en nuestras ciudades, nuevamente, para enumerar solo algunas; y sí, los desafíos en la Iglesia, podemos sentir la tentación de exclamar: "¡Oh, que vuelva los 'buenos viejos tiempos!"

Esto sin mencionar las ansiedades que muchos de nosotros tenemos personalmente, dentro de nuestras familias y entre nuestros amigos.

Un día nostálgico soñando con estos “buenos viejos tiempos” es natural. Para la mayoría de nosotros, estos días que recordamos como felices y despreocupados, fueron cuando estábamos creciendo desde niñez. Uno de los dones más preciados que Dios puede otorgar es el de crecer en una familia amorosa, en un hogar seguro y solidario, rodeado de un vecindario, una parroquia y una escuela sustentadores.

Sin embargo, hay dos puntos importantes para devolvernos a la realidad cuando nos hipnotizan los recuerdos de "los buenos viejos tiempos":

Por un lado, una gran cantidad de personas no tienen buenos recuerdos y agradables de la infancia. Recuerdo que una vez pasé la Navidad con un sacerdote maravilloso. En la mesa nos recordábamos de las alentadoras vacaciones pasadas, sonriendo y riendo. Un poco más tarde, frente al fuego, el sacerdote me confió: “¿Te das cuenta de la suerte que tienes de tener recuerdos tan agradables? Para mí y mis hermanos, la Navidad, cuando era niño, era algo que temíamos,” ya que luego pasó a describir la pobreza y la devastación del abuso, el alcoholismo y la violencia tristemente dentro de su familia.

Puedes asegurarse que mis oraciones antes de acostarme esa noche fue una gran expresión de agradecimiento al Señor por mi infancia, y una dura admisión de que no todos lo tienen.

Punto número dos...déjame decirlo sin rodeos: realmente no hay "buenos viejos tiempos.”

Los historiadores nos recuerdan que cada época de la historia, incluso ahora y cuando éramos niños, tuvo una crisis terrible. Pensar que los de hoy son peores que nunca es un error.

El sábado 28 de agosto es la fiesta del gran San Agustín. ¡Este grandioso intelecto lo hizo bien hace diecisiete siglos!

“Escuchas a la gente quejarse de la época actual porque, según ellos, las cosas eran mucho mejor en tiempos pasados. Me pregunto qué pasaría si pudieran regresar a los días de sus antepasados. ¿Todavía los escuchábamos quejarse? Puede pensar que las épocas pasadas fueron buenas, pero es solo porque no está viviendo en ellas.

¿El remedio de Agustín? "¡Jesucristo, el mismo ayer, hoy y mañana!" Su Gracia es suficiente para los problemas del día.

Estos “días de sosiego de descanso de verano”, con las vacaciones antes de “volver a la escuela y el trabajo,” serán considerados como “los buenos tiempos” en el futuro. Como me comentó una vez un abuelo: "Todos los padres deben tratar de asegurarse de que los niños recuerden su crecimiento como 'los buenos viejos tiempos'".