Servicio en la Catedral Ofrecido por Víctimas del Covid-19 de Origen Mexicano

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En una reverente demostración de Obras de Misericordia Corporales, el cardenal Dolan dirigió un servicio de oración matutina en la Catedral de San Patricio el 11 de julio para bendecir las cenizas de 250 fieles nacidos en México que vivían en el área de Nueva York, y que murieron por efectos del Covid-19. Muchos de ellos eran trabajadores esenciales, incluyendo a proveedores de atención médica, trabajadores de la construcción, empleados de servicios de alimentos, custodios, e incluso algunos niños.

Los restos cremados de las víctimas fueron transportados a México el mismo día, en un avión del gobierno mexicano, para una misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, después de la cual fueron presentados a los familiares para servicios individuales de sepelio. El cónsul general de México en Nueva York, Jorge Islas López, dirigió la logística. El servicio de oración recordó a aquellos que murieron por el coronavirus y no pudieron tener una misa fúnebre y un entierro, dijeron los organizadores.

La Iglesia muestra compasión y reverencia por los restos terrenales al asegurar un reposo adecuado y digno, dijeron los organizadores, señalando además que esta es una de las siete Obras de Misericordia Corporales. El servicio de oración en San Patricio, realizado en español y algo de inglés, contó con música de un mariachi y las canciones incluyeron a “La Guadalupana”.

“Oramos por nuestros hermanos y hermanas (que han muerto por culpa del coronavirus)”, dijo el cardenal al principio del servicio. Él también dijo que hay oraciones por su viaje a su patria, México, “y por su viaje a su hogar eterno”.

“Que los coros de ángeles los reciban”, dijo el cardenal Dolan mientras rociaba agua bendita en bendición a los restos, los cuales estaban en el área del altar cubiertos con mantas blancas.

El obispo auxiliar Edmund Whalen pronunció la homilía, dirigiéndose a las aproximadamente 200 personas que estaban en los bancos llorando a sus seres queridos.

“Les doy las gracias a todos por su fe, especialmente en este tiempo con todas estas dificultades que han llegado durante estos días del coronavirus”, dijo el obispo Whalen a los familiares de las víctimas. “Todos ustedes están con nosotros. Están todos en nuestros corazones”.

El obispo habló del significado de la vida eterna, de tener fe en el Señor y en las oraciones de la Virgen de Guadalupe, así como de la importancia de hacer frente a las tribulaciones “con la luz de la fe, con el don de la fe”.

En los comentarios finales en español e inglés, López, el cónsul general, citó la importancia del servicio de oración por “mis hermanos y hermanas en la comunidad mexicana”. Lopez agradeció al cardenal Dolan por apoyar a la comunidad y el servicio especial para “estos héroes de primera línea”.

Viri Rosas, de 32 años, fue una de los agradecidos miembros de las congregaciones que presenciaron la bendición cardenal de los restos de sus seres queridos. La Sra. Rosas perdió a su tía, Janette Santa María, de 46 años, quien trabajaba en limpieza de casas.

“Estoy muy agradecida por este servicio de oración”, dijo la Sra. Rosas a Catholic New York después de la reunión. “Estoy agradecida a todos los que hicieron esto posible”.

Otro congregante, Luis Reyes Tapia, perdió a un amigo cercano y compañero de trabajo, Claudio Ortega Maldonado, de 29 años, un empacador en una pescadería. “Estoy agradecido por todo esto, todo esto por mi amigo y los demás”, dijo Tapia a CNY.

Ayudando al cardenal Dolan y al obispo Whalen estuvieron varios sacerdotes, entre ellos monseñor Robert Ritchie, rector de la catedral, monseñor Kevin Sullivan, director ejecutivo de Caridades Católicas de la arquidiócesis, y el padre Santiago Rubio, nacido en México y párroco del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en la parroquia de San Bernardo en Manhattan.

“Fue una gran ayuda y fue muy reconfortante para ellos (los seres queridos)”, dijo el padre Rubio acerca del servicio de oración, citando la colaboración de la arquidiócesis y del cónsul general. “Fue un servicio que mostró apoyo y unidad”. El padre Rubio partirá a finales de este mes hacia México para reanudar su servicio en la Diócesis de Autlán, Jalisco, donde fue ordenado hace 40 años.

Wanda Vásquez, directora de la Oficina Arquidiocesana del Ministerio Hispano, dijo que el servicio de oración era para “una mezcla de personas, en su mayoría trabajadores esenciales y de primera línea de diferentes áreas: locales, algunos de Brooklyn, otros del norte del estado; de todas las edades, desde ancianos hasta adultos jóvenes y niños”.