Un Llamado a Compartir la Fe en Misa de Nuestra Señora de El Cisne

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El arzobispo Marcos Pérez Caicedo de Cuenca, Ecuador, dijo a los fieles mientras celebraba la misa anual en honor a Nuestra Señora de El Cisne, patrona de Ecuador: “La casa de Jesús es la casa de María; ella, como buena madre, sabe lo que necesitamos y está dispuesta a ayudarnos. Confiamos en su intercesión”. 

Cerca de 2.200 personas asistieron a la misa en español el 26 de septiembre, durante la cual el cardenal Dolan ofreció palabras de bienvenida y apoyo.

El arzobispo Pérez también sirvió como homilista durante la liturgia de la tarde, la cual fue precedida por una gran procesión por la Quinta Avenida desde la calle 59 hasta la catedral. La procesión atrajo a casi 3.000 personas y cientos de participantes no pudieron ingresar a la catedral, la cual tiene una capacidad de 2.400 asientos. La devoción a Nuestra Señora de El Cisne es la devoción mariana más grande en Ecuador. 

El cardenal Dolan, en sus palabras de bienvenida, dijo: “La Catedral de San Patricio es su hogar. Gracias por su presencia. Y extiendo mi bienvenida al arzobispo Marcos Pérez Caicedo; mi hermano Marcos, bienvenido… ¡Que viva Nuestra Señora de El Cisne!” Después el cardenal dio unos pasos hacia el arzobispo Pérez y lo abrazó. Las palabras y el fraternal gesto del cardenal fueron motivo de fuertes aplausos.

“Es para mí una gran alegría poder compartir con ustedes esta Sagrada Eucaristía en honor a nuestra Madre, Nuestra Señora de El Cisne”, dijo el arzobispo Pérez durante sus palabras de bienvenida, agradeciendo también al cardenal Dolan “por permitirnos reunirnos hoy aquí". Esto también causó fuertes aplausos, y nuevamente cuando expresó su sincera satisfacción y alegría hacia la comunidad ecuatoriana en el área de Nueva York por continuar su fiel tradición de devoción a Nuestra Señora de El Cisne.

Durante su homilía, el arzobispo Pérez habló de su satisfacción especial al ver a tantos de sus compatriotas asistir a la misa, incluyendo a algunos de ellos vestidos con tradicionales atuendos y con músicos tocando música típica. “Todos ustedes trajeron a este gran país no solo el idioma y la cultura, sino sobre todo la fe; una fe que nace de lo más profundo en el corazón, una fe que se manifiesta con alegría y canto, y con alabanza”, dijo el arzobispo, aludiendo también a la gozosa visita en 1985 del papa Juan Pablo II a Ecuador.

"¿Qué pasa cuando no estamos unidos con los demás, cuando no buscamos la unidad?" preguntó el arzobispo. “Lo que pasa es que nos olvidamos de nuestra misión evangélica... Nos sentimos bien practicando nuestra fe, pero debemos compartirla con los demás, no solo compartirla dentro de nuestros grupos. Nos sentimos bien cuando estamos con otras personas que comparten nuestro idioma o tienen nuestros apellidos; todo eso está bien, pero hay otros con los que deberíamos compartir nuestra fe".

El arzobispo Pérez continuó hablando sobre cómo la búsqueda y el anhelo por las cosas materiales no puede traer la verdadera felicidad; y que la verdadera alegría llega cuando “compartimos el tesoro de nuestra fe. Ese tesoro no tiene precio. Porque el tesoro de nuestra fe tiene nombre. Su nombre es Jesucristo. Esa fe que vivimos, debemos compartirla con los demás... Esta tarde los invito a compartir la riqueza de nuestra fe con personas de otras costumbres y otras culturas”. El arzobispo también habló a la congregación sobre la importancia de transmitir esa rica fe a los hijos y nietos, y de mantener los matrimonios y familias centrados en la fe.

El padre Esteban Sánchez, oriundo de Ecuador y párroco de la Asunción en Peekskill, dio un discurso final de gratitud y júbilo, y oró: “Y gracias a Dios y gracias a la Virgen María. ¡Que viva La Virgen de El Cisne!” El párroco, la Virgen María y el Señor recibieron fuertes aplausos.

María Condo, de 47 años, nacida y criada en Ecuador, estaba entre los fieles en las bancas de la catedral y participó en la procesión por la calle. “Fue un mensaje muy hermoso del arzobispo de Cuenca”, dijo la Sra. Condo a Catholic New York después de la misa. “Estamos contentos de que haya venido a visitarnos. Esta misa es una alegría para todos y seguimos siempre con nuestra Santa Madre y con el Señor”. Ella es feligresa de la parroquia San León en Queens.

Los organizadores esperaban poder presentar la estatua nacional de Nuestra Señora de El Cisne en la misa de la catedral, pero tuvieron que usar una estatua de El Cisne de la Asunción en su lugar. Tal fue el caso el año pasado y por la misma razón: restricciones de transporte relacionadas con la pandemia de Covid-19.