El padre Enrique Salvo, recién nombrado rector de la Catedral de San Patricio, celebró la misa anual en honor a la Inmaculada Concepción de María, La Purísima, patrona de Nicaragua, la tierra natal del padre Salvo.
“Estamos unidos aquí en este día tan especial celebrando el Segundo Domingo de Adviento y celebrando La Purísima de Nicaragua. Ofrecemos esta Santa Misa para todo el pueblo nicaragüense”, dijo el sacerdote al inicio de la misa el 5 de diciembre.
Al final de la liturgia, el padre Salvo señaló: “Estamos muy agradecidos por esta oportunidad de estar aquí celebrando La Purísima; enviamos un gran abrazo a todos los nicaragüenses en Nicaragua y en todos los lugares, unidos en esta Santa Misa. El cardenal Leopoldo Brenes (arzobispo de Managua) envía sus bendiciones y saludos. Yo hablé con él ayer. El cardenal me pidió que les dijera que les envía todo su cariño y bendiciones”.
El padre Salvo agradeció a los concelebrantes, incluyendo al padre Pedro Bismarck Chau, un compañero nicaragüense que es rector de la Basílica Catedral del Sagrado Corazón en Newark, Nueva Jersey. El padre Salvo también reconoció y agradeció al Comité de La Purísima arquidiocesano por los 25 años de organización de la misa anual en honor a La Purísima.
La homilía fue pronunciada por el padre Henry Silva, un sacerdote visitante de Managua que es párroco de La Natividad de la Santísima Virgen María. “En este domingo, mientras nos preparamos para la fiesta de la Encarnación del Señor, caminamos y abrimos caminos”, dijo el padre Silva en su homilía. “Es por eso por lo que la lectura del Evangelio de hoy nos dice, tomando las palabras del profeta Isaías, 'Preparad el camino del Señor'”.
En lugar de prestar atención a las conversaciones sobre el fin de los tiempos, el padre Silva dijo, deberíamos centrarnos en la necesidad de conversión, de volver al amor y la misericordia. Él afirmó,
“Y tenemos a Dios que ha entrado en nuestra historia, con Jesús a través de la Encarnación. Él se ha hecho compañero en nuestro camino. Por eso hermanos míos, tenemos que animarnos, porque Jesucristo está en la esperanza cumplida por Dios. Ha llegado lo que esperábamos...
Escuchen la voz de Dios; no debemos simplemente oír, debemos escuchar, de tal forma que resuene en nuestros corazones.
“Y también amamos a la Virgen María; ella siempre ha sido nuestro consuelo, siempre ha sido nuestra fuerza. Ella es la bendita entre todas las mujeres, quien hoy está con nosotros presente en esa imagen de la pura e inmaculada concepción de María”.
También concelebraron la misa el padre Lorenzo Ato, director de comunicaciones del Ministerio Hispano arquidiocesano de Nueva York, y el padre Brian McWeeney, director del Apostolado Étnico arquidiocesano. Los himnos fueron interpretados por el Coro Hispano de Nueva York, dirigido por Joaquín María. A la misa asistieron unas 1.200 personas.
La Oración de los Fieles incluyó la oración por la paz en Nicaragua. La nación centroamericana permanece bajo inestabilidad política y tensión social luego de las protestas mortales generalizadas que estallaron en 2018.
La Purísima es una celebración nicaragüense de la “Concepción más pura de la Virgen María”, la cual se lleva a cabo el 8 de diciembre. Las reuniones ocurren desde finales de noviembre hasta la mayor parte de diciembre. Las purísimas se hacen por devoción o gratitud a los milagros atribuidos a la Santísima Virgen María.
La Purísima es un título de María asociado a una imagen de madera tallada y venerada por los fieles nicaragüenses, quienes rastrean el origen de la imagen a la antigua propiedad de Santa Teresa de Ávila y traída por su hermano Rodrigo Ahumada de España a Nicaragua a mediados del siglo XVI.
Oscar Sandoval, presidente del comité arquidiocesano de La Purísima, dijo a Catholic New York: “Esta celebración de la misa fue excelente. Empezamos esta misa anual en 1996. Nos llena de amor, orgullo y energía positiva”.